El primer movimiento (fallido) de Ritondo en el team halcón

En épocas preelectorales, la política es un juego de encastre. El renunciamiento de María Eugenia Vidal a la carrera por la Casa Rosada empujó un reacomodamiento de piezas en la interna del PRO para dirimir precandidaturas en la madre de todas las batallas. En la previa de la cumbre de este viernes entre Vidal, Cristian Ritondo y Patricia Bullrich, en el marco del acuerdo que Letra P adelantó en exclusiva, el presidente del bloque amarillo en la Cámara de Diputados le ofreció a Néstor Grindetti conformar una fórmula PRO pura para enfrentar a Diego Santilli, pero no hubo cuórum. El bloque halcón deberá encontrar otra salida al laberinto en el que lo pone la superpoblación de precandidaturas.

Los largos años de amistad entre Ritondo y Grindetti -que los llevaron a organizar en conjunto numerosos actos partidarios, como el del 1 de Mayo en Esteban Echeverría, y compartir la pasión futbolera por Independiente, donde desembarcaron en tándem para correr al clan Moyano- motivaron al diputado a ofrecerle al intendente ser su precandidato a vicegobernador bonaerense.

La propuesta escondía también cuestiones de estrategia electoral: con el hombre fuerte de la Tercera sección en la boleta, Ritondo ganaría anclaje territorial, con lo que Mauricio Macri no podría estar en desacuerdo, y contribuiría a que los otros dos anotados en la carrera hacia la gobernación, el senador bonaerense Joaquín de la Torre y el intendente de Capitán Sarmiento, Javier Iguacel, no tuvieran más opciones que ordenarse detrás de ellos.

Pero la propuesta ni siquiera llegó a analizarse en la mesa chica de Grindetti. La rechazó de inmediato. Las razones son múltiples. El intendente de Lanús viene armando desde hace tiempo espacios alternativos para persuadir a electorados que no comulgan 100% con el PRO, pero que están desencantados con el peronismo. El principal exponente de este razonamiento es la creación de la agrupación Hacemos, que fundó en el conurbano para darle volumen a Juntos por el Cambio. Por eso, no le cierra la idea de un tándem amarillo puro, sumado a que, por su perfil de gestor, ocupar la presidencia del Senado no le suena tentador.

La fórmula PRO puro que tuvo en mente Ritondo pretendía enfrentar a la otra -a la de Santilli- que podría terminar siendo mixta, con la eventual incorporación de un radical. Martín Lousteau y Maximiliano Abad están mucho más cerca de llegar a un acuerdo con El Colorado, vía Horacio Rodríguez Larreta, que con el team halcón. Lousteau, por alianzas que nacen en la Ciudad de Buenos Aires, pero que trasciendenten al territorio bonaerense a partir de su principal hombre de confianza, el legislador Pablo Domenechini; y Abad, por múltiples entendimientos políticos que se vieron reflejados en el Congreso de la Coalición Cívica que ambos compartieron días atrás.

“Si caemos al tercer y cuarto lugar no tenemos forma de salir después a pedir el voto útil”, advirtió el titular de la UCR bonaerense recientemente en una entrevista con La Nación y evaluó que “la salida es la unidad de la oposición y el radicalismo liderando la boleta”. Entrelíneas podría leerse un guiño a una fórmula cruzada. No hay chances de que el PRO acepte acompañar. “Al revés”, dice, con tono de obviedad, alguien del entorno del santillismo, mandando al histórico partido comofurgón de cola.

El encuentro de este viernes en Palermo estuvo rodeado de hermetismo. Muchas horas después, bien entrada la noche, trascendió que la exgobernadora se declara prescindente en la pelea de arriba, pero caminará con Ritondo la campaña. A Vidal le costará el equilibrismo de apoyar a su delfín, flamante candidato de Bullrich, sin desafiar al alcalde, de quien pretende no alejarse demasiado y con quien, de hecho, desayunó este sábado.

Con Macri y Vidal fuera de competencia, el mano a mano entre Larreta y Bullrich es irreversible. La aparente negativa del expresidente a retirarle el apoyo a su primo Jorge, requisito impuesto por Vidal para desembarcar como candidata en la Ciudad, parece sentenciar -por carácter transitivo- un enfrentamiento en la provincia de Buenos Aires. En ese caso, Santilli estará de un lado y Ritondo, del otro, lo que atentaría contra el paco de no agresión que ambos mantienen desde hace meses, con la chance -por ahora no descartada- de ungir a un candidato de consenso al filo del plazo para el cierre de listas.

De todos modos, la confección de dos fórmulas bien diferenciadas parece un buen negocio para el PRO: pescaría en extremos diversos del río antiperonista/antikirchnerista donde también busca encañar el ultraliberal Javier Milei. Será clave, entonces, el pliego de condiciones que pauten las dos vertientes del espacio amarillo para transitar una campaña en paz y que, dirimida la cuestión en las PASO, las heridas cicatricen rápido y no atenten contra el partido por los puntos, el que se juega en octubre, cuando se gana o se pierde por un voto.

FUENTE: Letra P, Pablo Lapuente